LA DONACIÓN DE MUMPY SARKAR

Esta niña de doce años es Mumpy Sarkar

En julio recién pasado nos enteramos de su historia conmovedora. Mi primera reacción fue comentarla porque me impactaron las razones que motivaron a la niña a tomar su decisión. Pero, me detuvo la duda de la opinión de la Iglesia Católica sobre el suicidio. Hoy ya ha quedado aclarada mi duda y ésta es su historia.

Mumpy era una escolar  parte de una familia campesina de la aldea de Jhorpara al Oeste de Bengala - India -

Campesinos pobres como muchos, pero además con un conflicto muy grave que los amargaba día y noche. El tema más recurrente de conversaciones en la familia de Mumpy era la ceguera progresiva de su padre Mridul.  También la necesidad urgente de su hermano mayor Monojit que precisaba un trasplante de riñón para sobrevivir. En realidad para ambos la única solución era el trasplante : córneas para el padre y riñones compatibles para el joven.

Mumpy vivió el drama familiar y a sus cortos 12 años, veía como la vida de sus seres queridos se deterioraba rápidamente esperando la aparición de algún donante.

Sólo eso traería la mejoría que tanto necesitaban, pensaba ella.

Y comenzó a elaborar una idea para ayudarlos.

Se la comentó a su hermana un poco mayor, Mónica. La hermana creyó que Mumpy estaba haciendo una broma cuando le contó su plan . Y no le creyó.

Pero Mumpy había concebido una idea muy seria y no echaría pie atrás. El amor que sentía por su familia, era una razón que la llevaría a concretar su proyecto hasta las últimas consecuencias.

Con su corazón lleno de cariño y pena por esa situación que  veía sin solución, Mumpy planificó donar sus ojos y riñones a su padre y a su hermano.

No es fácil imaginar esta situación y quedar indiferente. Este acto desesperado y solitario requiere además una valentía poco común. Más aun viniendo de una niña de un contexto sociocultural tremendamente estratificado, como es la India. Una locura pensarán muchos.

Esperó un momento de soledad en la casa y bebió un poderoso pesticida agrícola.

Antes de consumar su plan escribió una carta donde explicaba los motivos de su acto y donaba sus órganos a su padre y su hermano. La dejó en su cama sobre la almohada. No obstante cuando su padre regresó la vio muy enferma. Ella le dijo que en un sueño  alguien la había envenenado. El padre desesperado corrió con ella hasta una farmacia, donde poco o nada pudieron hacer.  Cuando la llevaron a un hospital a 40 kms. de la aldea  los médicos sólo constataron su fallecimiento.

Hasta ahí la niña cumplió con la primera parte de su temerario y dramático objetivo .

Pero no estaba todo dicho.

Posteriormente su familia hizo los trámites para incinerarla.

Es este punto vemos con espanto que el sacrificio de Mumpy se desvirtúa tristemente.

El trágico desenlace golpeó brutalmente a la familia y a nadie se le ocurrió siquiera pensar que la muerte de la niña era buscada. La carta fue encontrada sólo después de su cremación.

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(El tema del suicidio es y será siempre una tragedia difícil de aceptar. La Iglesia Católica tiene sobre este tema una respuesta clara y precisa.

¿ Por qué es tan grave atentar contra la vida propia o ajena ?

La respuesta la da el rector del Seminario Pontificio Mayor, a cargo de la recién creada Vicaría para el Clero, monseñor Fernando Ramos: '' La vida es un don sagrado que Dios entrega con gran cariño por la humanidad. Por eso cuidarla, respetarla y conservarla está en directa relación  con el vínculo que cada uno establece con Dios.

Por esta razón durante siglos la Iglesia negó los ritos funerarios a personas que se suicidaban.

Porque su último acto era atentar contra ese don de Dios. Todo cambió después del Concilio Vaticano II.

Monseñor Ramos explica que el suicidio es:'' un grito de desesperación''. ''Desde el punto de vista objetivo es inaceptable, pero subjetivamente las personas que intentan o cometen suicidio tienen la capacidad de juicio alterada por alguna situación de dolor o un conflicto muy grande. Ahí no sabemos realmente qué pasa. Por eso hoy la actitud de la Iglesia es distinta y acoge a los deudos de un suicida con la misa y las exequias, si así lo piden'')

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La explicación anterior tiene como objeto despejar dudas sobre el tema del suicidio, desde la óptica actual de la Iglesia Católica. Confieso que yo no la conocía en detalles.

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Volviendo a Mumpy, me quedo con lo que me impactó desde el principio. Su gran compromiso de amor con su familia. Esa maravillosa capacidad de entregar todo lo que ella era y tenía: su vida muy joven; el corazón limpio y pleno de cariño, libre de egoísmos para intentar mejorar la calidad de vida de sus seres queridos. No escatimó esfuerzos ni sacrificios. Sólo quería aliviar sus males.

Aun quedando la duda de si sus órganos estarían aptos para ser trasplantados, considerando el efecto del veneno sobre ellos. Ella jamás pensó en eso.

Me quedo con su apuesta por el amor al prójimo.

A nuestra sociedad le faltan testimonios como éstos. Hechos vida y aterrizados en el hoy. Desgarradores y forjados a golpes de luces y sombras.  De amor y lágrimas, desde lo más profundo de seres humildes, oscuros y anónimos, que pasan por esta vida en forma fugaz, pero dejan un mensaje claro que no se olvidará fácil.

Finalmente su muerte no fue en vano. El Consejo de Estado de la India  prometió ayudar financieramente al tratamiento del señor Sarkar y de su hijo. Jamás se habrían interesado por la salud de estos pobres campesinos, de no mediar el sacrificio de Mumpy.

Y te ruego a tí Señor por ella. Para que su espíritu encuentre la paz y la luz en tu Amor Misericordioso.

NADIE TIENE MAYOR AMOR , QUE EL QUE DA SU VIDA POR SUS AMIGOS

(Jn 14- 13)

PAZ Y BIEN