Queridos hermanos les entrego a continuación mi opinión de lo que significa ser un seglar de la Orden Franciscana. Muchas veces no es fácil explicar qué hacemos los laicos dentro de una Orden religiosa en pleno siglo XXI. Y hasta se sugiere que hacemos ésto porque estamos aburridos y no encontramos nada mejor que hacer con nuestras vidas. Pero ésto no es tan así.
Para los que vivimos esta experiencia y hemos sentido el llamado, aceptando esta responsabilidad y compromiso, les comento que el esforzarnos diariamente en ser un poco mejores- o un poco menos peores - es un desafío grande. Buscar lo esencial de la vida a partir del Evangelio, alejándonos de lo accesorio e intrascendente, es muy motivador.
Partimos intentando hacer conciencia de nuestras debilidades Da un gusto enorme descubrir paso a paso que los peores rasgos de nuestra personalidad, pueden ser aminorados siguiendo los consejos del Evangelio. Esta nueva forma de vida nos lleva a conectarnos con talentos entregados por Dios. Pero con el estruendo y celeridad de nuestro tiempo, ni sabemos que los tenemos. Es como descubrir que en un abandonado rincón de nuestro patio hay lugar para cultivar plantas . Sólo que no nos habíamos percatado de lo importante que es darle vida a ese lugar. Y lo mejor es que trabajando con diligencia y atención el terreno, nuestra siembra da pequeños brotes. Y si continuamos cuidándolos vemos que crecen plantas llenas de fuerza y vigor. Y ese rincón se convierte en un pequeño vergel. No trabajamos solos. Y son muchos pequeños vergeles Nos unimos en fraternidad y con los talentos y fortalezas de cada uno, vamos reparando y supliendo las debilidades que todos de una u otra forma tenemos. Y regamos nuestros vergeles con Agua de Vida. La Palabra de Dios nos anima y reviven nuestros corazones compartiendo esa Agua Viva que fortalece ese lugar tan olvidado de nuestro ser. No queremos que vuelva a ser el rincón abandonado e ignorado nunca más . Por ningún motivo nos permitiremos ese error. En otras palabras nos cambia el enfoque de la vida desde adentro. Y siguiendo las huellas del Hermano Francisco trataremos como él que en ese vergel crezcan muchas plantas de vida y Amor fraterno y solidario, que permitan la subsistencia armoniosa de todos los seres de la Creación. Donde todas las criaturas sean bienvenidas y acogidas con fraterna calidez.
Un cariñoso saludo de Paz y Bien
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