martes, 22 de febrero de 2011
27 DE FEBRERO 2010 TERREMOTO EN CHILE
TESTIMONIOS UN AÑO DESPUES
-Padre Carlos Letelier, de Curepto:
“Muchos empezaron a morir espiritualmente la noche del terremoto”
El padre Carlos Letelier, párroco de Nuestra Señora del Rosario de Curepto no olvidará jamás la noche del terremoto. Perdió a su madre y a varios amigos. Sin embargo, siguió adelante y a la mañana siguiente ya estaba oficiando misa en la plaza y visitando a sus feligreses más afectados.
Dice que el último año “ha sido un camino que hemos transitado como comunidad, como pueblo, como familia. Buscamos todos juntos la recuperación de lo que se perdió esa noche. Caminamos la esperanza para que no decaiga la fe”.
El padre Letelier habla calmadamente en la antigua casona parroquial de altos muros ahora cruzados por gruesas y atemorizantes grietas.
“Lo habitacional está lento todavía y eso a la gente le da angustia, porque el verano se acaba y viene otro invierno que es muy duro, muy frío y muy lluvioso”, explica.
Explica que “la gente quedó con depresión. Muchos empezaron a morir espiritualmente la noche del terremoto al perder sus casas y el esfuerzo de toda una vida, especialmente las personas mayores que sienten que no tienen ya las fuerzas para empezar de nuevo”.
Y hace una revelación que impacta: “Muchos dicen que hubieran preferido morir esa noche para no tener que sufrir lo que les ha tocado pasar”.
Pero el religioso siempre responde que “la vida continúa, hay que seguir adelante”.
En lo personal, “este ha sido un año de caminar diferente, difícil. Mi madre falleció la noche del terremoto, todos nos han acompañado como familia. Se lo ofrecemos al Señor confiando en que ella está bien donde está”.
Reconoce que: “Sí, ha sido un año de tristeza, pero también de esperanza. El dolor se amortiguó con el dolor de la comunidad. Se hizo más llevadero. Dios lo hace bien. Se llevó a la mamá, pero en medio de un dolor más general. No lo vivimos solos, sino que en comunidad”.
Concluye expresando que “lo hemos sentido con un apoyo mutuo transversal que da fuerzas en medio de la fatalidad. Todos nos sentimos sosteniéndonos unos a otros. Esto fue un sufrimiento transversal
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
A casi un año del terremoto con tsunami, que vivimos en la zona central y parte del sur de nuestro país, sigue siendo muy impactante ver las imágenes del desastre natural. Pero me estremece más aun leer y oir los testimonios de las personas afectadas en lo más profundo
de sus vidas. Pérdidas irreparables que convierten la existencia en pesadilla. Particularmente por esos seres amados que el mar o la tierra se tragaron, sin entregarlos jamás.
Posiblemente las pérdidas materiales pueden sobrellevarse; aunque el testimonio del Padre Carlos Letelier de Curepto,- que también acompaña a una casa de Reposo de ancianos- dice lo contrario. Han sido tiempos muy amargos para ellos. Considerando su edad no es fácil partir de cero. Mas aun cuando el clima se enfría con la llegada del proximo otoño. El viento y los amaneceres sureños suelen ser helados aun en verano; peor si las casas son precarias y el viento frío se cuela sin consideración.
Yo también soy adulta mayor y me angustia pensar que este testimonio no representa un hecho aislado. Por diferentes medios sabemos de situaciones muy extremas que no siempre alcanzan a recibir atención. Tengo gran cercanía con personas de mi edad o mayores que a pesar de tener sus casas en malas condiciones - porque son construcciones antiguas- siguen viviendo en ellas; ya que no tienen otra opción y tampoco abandonarían sus pertenencias y recuerdos más queridos.
Por eso no extraña leer los testimonios del Padre Letelier.
SOLIDARIDAD EN LA DESGRACIA
En medio de la destrucción, me quedo con lo mas rescatable que ha surgido: EL DOLOR que se amortigua, porque se vive en COMUNIDAD.
Como bien lo relata el sacerdote:
''Sí, ha sido un año de tristeza, pero también de esperanza. El dolor se amortiguó con el dolor de la comunidad. Se hizo más llevadero. Dios lo hace bien. Se llevó a la mamá, pero en medio de un dolor más general. No lo vivimos solos, sino que en comunidad”.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
He sido testigo de casos de solidaridad en medio del caos general. Es muy emocionante sentir el cuidado y preocupación de unos por otros. Se crea una energía afectiva que nos hace sensibles a la desgracia ajena. Y a pesar del dolor propio, también sentimos profundamente por el otro.
Es el apoyo mutuo transversal que surge de nuestros corazones sólo en las grandes desgracias.
Con lo grave que es una vivencia así es muy esperanzador comprobar que en el fondo del corazón mas frío, surge la llamita de la solidaridad fraterna; legado de Dios que nos permite ''Amar al prójimo como a nosotros mismos'', cuando más lo necesitamos.
FRATERNALMENTE
PAZ Y BIEN
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario