jueves, 25 de junio de 2009
LA PANDEMIA DE GRIPE, CATORCE DÍAS DESPUÉS...
Han pasado dos semanas desde mi anterior comentario sobre la gripe que nos visita sin que nadie la invitara. En ese momento afirmé que : '' no me complica ni me asusta''.
Claro, a mí me pasa eso. Pero mirando a tantas personas que deben atenderse obligadamente en el sistema público de salud eso si que me complica, me asusta y me apena.
Incluso hermanos de la fraternidad franciscana no tienen otra opción de medicinarse.
Por mi parte estoy con un estado gripal-- al parecer sin apellido-- semejante a tantísimos otros vividos desde que era niña. Estoy con todos los cuidados requeridos y no deja de darme hasta complejo de culpa considerando la situación de gran parte de la población a lo largo de todo Chile.
Conozco personas de tercera y cuarta edad que arrastran males crónicos con pensiones chicas. Ellos deben continuar trabajando para alcanzar a solventar sus gastos incluidos los remedios. No todos son entregados por los consultorios.
Siento verdadera admiración por mis hermanos franciscanos que no obstante sus ''pellejerías'' y achaques no se victimizan. Jamás pierden la sonrisa y los buenos modos. Hasta le dan ánimo a los demás.
Cuando veo la grandeza de sus corazones y la sana entrega a los designios divinos y a las deficiencias del sistema, creo que me faltan demasiadas condiciones para estar a su altura.
''Mañana estaré mejor '' me sonríe mi hermana franciscana Carmencita, con una feroz y poco frecuente enfermedad a su vejiga que no le da tregua. Hoy viene llegando del consultorio donde le acaban de diagnosticar una bronquitis obstructiva.
Siempre me pregunto: ¿ cómo lo hace para estar siempre optimista y trabajar arduamente, si tiene una enfermedad incurable que la martiriza de día y de noche ?...
Es una mujer de fe que no obstante sus dolores se da tiempo para preocuparse de los demás; orar por ellos y cuidar con esmero su casa y su perrito que recogió de la calle...
Jamás pensé conocer personas tan excepcionales, valiosas y anónimas. Es toda una clase magistral de vida de esfuerzo, sinceridad y honestidad. Muy lejos de las tonterías que llenan los medios de información y de los dimes y diretes de la intrascendencia imperante.
Vidas humildes que no interesan a nadie; su luz no es visible para todos. Cuando llegue la hora de revisar mis propios dolores no me quedará otra que recordar que hay personas que teniendo tan poco dan tanto y no piden nada. Francamente... intentaré crecer y trataré de imitar muy modestamente la grandeza de la hermana Carmencita. Ella me parece un muy buen ejemplo de persona que cumple con mucha entereza y dignidad su paso por esta vida.
Cuántos más habrá como ella ? jamás lo vamos a saber; pero creo que cuando los encontremos es un regalo que Dios nos entrega. Ojalá seamos capaces de descubrirlos porque no son noticia y su actitud puede pasar desapercibida. Mas aun en medio del ruido de fanfarrias e imágenes de logros y magnificencias inútiles y banales.
Les deseo muy sinceramente que ojalá se encuentren alguna vez alguien como la hermana Carmencita. Tenemos mucho que aprender de ellos.
Un fraternal abrazo de Paz y Bien
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